
Pamplona-Iruña
25-MAR
Esta semana, en medio de la lluvia, el Señor nos ha mostrado que cada minuto de oración cuenta. Una mamá embarazada, visiblemente angustiada y con lágrimas en los ojos, se acercó por su propia voluntad a una de nuestras voluntarias que oraba en silencio.
Con delicadeza, la voluntaria le preguntó:
– ¿Vas a hacer algo que no quieres hacer?
Ella respondió con un «sí» que lo decía todo.
A partir de ahí nació una conversación llena de consoladora y llena de esperanza. Y tras más de una hora de conversación, en plena tormenta exterior e interior, esa madre valiente decidió seguir adelante con su embarazo.
Damos gracias a Dios por este rescate. Porque Él obra, incluso cuando no lo vemos. Porque es Él quien toca los corazones. Este testimonio es un empujón para seguir firmes, orando, confiando, sabiendo que nuestra presencia salva vidas.
¡Ánimo, voluntarios! El cielo sonríe con cada paso que damos.
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