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Devocionario en El Salvador

Le proponemos un devocionario-guía para rezar y meditar durante su turno de vigilia. Las intenciones por las que rezamos cada día son comunes a todas las campañas del mundo, de manera que todos los cristianos de 40 Días por la Vida rezaremos día a día por lo mismo. 

A continuación, encontrará el devocionario católico día a día en formato digital. Pulse en el día para obtener la intención diaria.

Septiembre 2024 - Noviembre 2024
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Oración a Dios Padre para santificar el día

8:00

Dios mío, creo en ti, fortalece mi fe.
Espero en ti. Reafirma mi esperanza.
Te amo con todo mi corazón.
Enciende en mí la llama de tu amor.
Mucho me pesa el haberte ofendido. Aumenta mi pesar. 

Te adoro como a mi primer principio;
te deseo como a mi último fin.
Te doy gracias como a mi continuo bienhechor;
te invoco como soberano defensor. 

Dígnate, Dios mío, guiarme con tu sabiduría y contenerme con tu Justicia. Amén.

Oración por la vida al comenzar el día

Bendito seas, señor Dios, por el amanecer de este nuevo día.
Te alabo por el don de la vida que me has dado y que hoy uno a Jesús,
quien, por nuestra salvación y por infinito amor, murió por mí en la Cruz. 

Te pido por la vida de todos mis hermanos,
especialmente por los que hoy están en peligro de ser abortados,
o asesinados de cualquier otra forma. 

Señor, reconozco que sólo Tú eres el dueño de la vida humana.
Tienes derecho absoluto sobre la vida y la muerte,
que sólo quieres nuestro bien, ahora y para toda la eternidad. 

Te pido también por aquellas mujeres que se proponen segar una vida
ya sea en sus entrañas, en cualquier lugar o por cualquier razón. Amén. 

Te ofrezco hoy mi vida, para propiciar el reinado de los Corazones de Jesús y de María,
reino de amor, justicia y felicidad.
Que tu reino de vida venza a la cultura de la muerte. Amén.

Consagración a María

¡Oh Señora mía, oh Madre mía!,
yo me ofrezco enteramente a Vos y,
en prueba de mi filial afecto,
os consagro en este día mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón.
En una palabra, todo mi ser.
Ya que soy todo vuestro, oh Madre de bondad,
guardadme y defendedme como cosa y posesión vuestra.
Amén.

Al ángel de la guarda

Santo Ángel Custodio, protege mi alma y mi cuerpo.

Ilumina mi mente
para que conozca mejor al Señor y lo ame de todo corazón.

Asísteme en mis oraciones
para que no ceda a las distracciones y ponga la más grande atención.

Ayúdame con tus consejos,
para que vea el Bien y lo cumpla con generosidad. 

Defiéndeme de las insidias del enemigo infernal,
sostenme en las tentaciones para que siempre sea capaz de vencerlas. 

Elimina mi frialdad en el culto al Señor:

no dejes de custodiarme hasta que me lleves al Paraíso,
donde alabaremos juntos al Buen Dios por toda la eternidad.

Amén.

Acto de Consagración al Sagrado Corazón de Jesús y al Purísimo Corazón de María

Doy y consagro al Sagrado Corazón de nuestro Señor Jesucristo mi cuerpo, mi alma, mi vida, mis acciones, penas y sufrimientos, a fin de que todo cuanto hay en mí sólo se emplee en honrarle, amarle y glorificarle. 

Tengo la firme resolución de entregarme a Él sin reserva y de emprenderlo todo por su amor, renunciando gustoso, a todo aquello que pueda desagradarle. 

De hoy en adelante seréis Vos, oh Corazón adorable,
el objeto único de mi amor, el protector de mi vida, la esperanza de mi salvación,
el remedio de mi flaqueza y de mi inconstancia,
el reparador de todas mis faltas, y mi más seguro asilo en la hora de mi muerte. 

Reconciliadme, pues, oh, Corazón bondadoso,
con Dios vuestro Padre, y apartad de mí los dardos de su cólera.

Oh Corazón amantísimo, en Vos pongo toda mi confianza, porque,
si mi malicia y mi debilidad son para mí un justo motivo de temor,
vuestra bondad me hace esperarlo todo de Vos.

Que vuestro sagrado fuego consuma en mí todo lo que pueda desagradaros
y estorbar la libre acción de vuestra gracia.

Que vuestro purísimo Amor abrase de tal modo mi corazón,
que no pueda jamás olvidaros ni separarme de Vos.

Dignaos grabar en Vos mi nombre,
porque mi más ardiente anhelo es que toda mi felicidad y mi gloria
consistan en vivir y morir como esclavo vuestro. 

Y Vos, oh Corazón de María, estrecha e inseparablemente unido con el Corazón de Jesús,
mi deseo es que, después de vuestro Hijo, ocupéis el primer lugar en mi corazón,
que desde ahora os ofrezco y os consagro.
Vos seréis siempre el objeto de mi veneración, de mi amor y de mi confianza. 

Procuraré conformar mis sentimientos y afectos con los vuestros,
y el estudio continuo de mi vida será imitar vuestras virtudes.

¡Oh, Madre bendita! dignaos abrirme vuestro Corazón
y recibirme en él junto con vuestros verdaderos hijos y vuestros fieles siervos. 

Alcanzadme la gracia que necesito para imitar vuestro admirable Corazón,
así como Él ha imitado el de Jesús; amparadme en los peligros, consoladme en las aflicciones.

Enseñadme a sacar el provecho debido de los bienes y de los males de esta vida.

Protegedme siempre y, sobre todo, en la hora de mi muerte. 

¡Oh, divinos Corazones de Jesús y de María! a cuyo servicio me consagro,
haced que ahora y siempre sea vuestro verdadero hijo. Amén.

Cántico de Zacarías

Bendito sea el Señor, Dios de Israel,
porque ha visitado y redimido a su pueblo,
suscitándonos una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo,
según lo había predicho desde antiguo
por boca de sus santos profetas. 

Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán. 

Para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos, le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo,
porque irás delante del Señor a preparar sus caminos,
anunciando a su pueblo la salvación, el perdón de sus pecados. 

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de lo alto,
para iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte,
para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Oración para aprender a amar Santa Teresa de Calcuta

Señor, cuando tenga hambre,
dame alguien que necesite comida.

Cuando tenga sed, dame alguien que precise agua.

Cuando sienta frío, dame alguien que necesite calor.

Cuando sufra, dame alguien que necesite consuelo.

Cuando mi cruz parezca pesada,
déjame compartir la cruz del otro.

Cuando me vea pobre, pon a mi lado algún necesitado.

Cuando no tenga tiempo,
dame alguien que precise de mis minutos. 

Cuando sufra humillación,
dame ocasión para elogiar a alguien.

Cuando esté desanimado,
dame alguien para darle nuevos ánimos.

Cuando quiera que los otros me comprendan,
dame alguien que necesite mi comprensión.

Cuando sienta necesidad de que cuiden de mí,
dame alguien a quien pueda atender.

Cuando piense en mí mismo,
dirige mi atención hacia otra persona.

Señor, haznos dignos de servir a nuestros hermanos.
Dales a través de nuestras manos no sólo el pan de cada día
sino también nuestro amor misericordioso, imagen del tuyo.

Ven, Espíritu Creador

Ven, Espíritu Creador.
Visita nuestra alma e infunde tu gracia infinita en nuestro corazón. 

Tú eres el abogado, don de Dios, fuente viva, fuego,
amor ardiente y espiritual unción. 

Fuente de siete dones, mano de Dios abierta,
del Padre rica oferta, hálito inspirador. 

Infúndenos tu lumbre y con tu llama viva el corazón inflama,
dale fuerza y vigor. 

Aleja al enemigo, danos paz y victoria,
guíanos a la gloria, divino defensor. 

Otórganos conocerte, Espíritu Divino. Vivir en ti, Dios Trino,
y disfrutar de tu Amor. 

Amén.

Oh, Santa María

Oh Santa María, de mares estrella, Virgen de Dios, Madre y del cielo, puerta. 

Retomando el Ave que Gabriel te diera,
la paz corrobora y cambia el nombre de Eva. 

Al ciego ilumina y libra al cautivo,
ahuyenta los males da bienes divinos. 

Haz ver que eres Madre.
Por ti nuestras preces reciba el que es tuyo y ser nuestro quiere. 

Bendita Señora la más dulce y buena:
borrando el pecado, endulza las penas. 

Danos vida santa y recto camino
para que en el cielo veamos a tu Hijo. 

Gloria al Padre Eterno,
Gloria a Jesucristo,
Gloria al Santo Espíritu
y Gloria a los tres.

Amén.

Reparación por el pecado del aborto

Señor, sabemos que el Hombre comete muchas faltas.
No podemos mencionarlas todas.

Hoy hemos venido a orar especialmente por todas las intenciones en favor de la vida.

Ante ti depositamos nuestras inquietudes.

Confiamos en que guiarás y fortalecerás a tu pueblo desorientado, a fin de que tu obra salvadora se realice plenamente en todos los hombres, en estos momentos de la historia.

Por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 

Se contesta: Señor, salva a tu pueblo. 

Por los médicos que, contrariamente a su promesa de defender la vida,
apoyan y promueven la anticoncepción, la fecundación artificial y el aborto.
Roguemos al Señor. 

Por los legisladores que, engañados por intereses económicos o bajo la presión de organismos internacionales,
apoyan y promueven la anticoncepción, la fecundación artificial y el aborto.
Roguemos al Señor. 

Por todos los bebés por nacer.
Que su dignidad de seres humanos, creados a imagen y semejanza de Dios sea valorada y apreciada.
Roguemos al Señor.

Por las madres embarazadas, en especial por las que no son felices, las que han sido mal orientadas o perseguidas.
Por las que no han recibido el amor, el cuidado, la compasión que necesitaban,
que haya alguien que las oriente y ayude a salir de la crisis en la que se encuentran.
Roguemos al Señor. 

Por los obispos, sacerdotes y demás miembros de la Iglesia,
para que promuevan en sus comunidades los conocimientos y valores en favor de la vida.
Roguemos al Señor. 

Por los dirigentes y militantes provida, para que trabajen en armonía,
guiados por la verdad, la justicia, la sabiduría y el amor.
Roguemos al Señor. 

Para que los que han muerto antes de nacer vivan eternamente en el Reino de Dios.
Roguemos al Señor. 

Jesús, maravillosamente entretejido en el vientre de María,
ten misericordia de nosotros. 

Jesús, concebido por el Espíritu Santo en el seno de María,
ten misericordia de nosotros. 

Jesús, revelado por el Padre y concebido en el vientre de María, ten misericordia de nosotros.
Jesús, Palabra Eterna, Hijo divino, abrazado por el Padre en el seno de María,
ten misericordia de nosotros. 

Jesús, Cordero de Dios en el vientre de María. Sálvanos, Señor. 

Jesús, inocente y santo en el seno de María. Escúchanos por tu bondad. 

Jesús, Hijo de Dios y Mesías en el vientre de María. Ten misericordia de nosotros. 

Jesús, aun siendo de naturaleza divina como Hijo de Dios,
no retuviste para Ti el ser igual y uno con el Padre,
sino que bajaste hasta encarnarte como hijo de hombre
y asumir la condición de bebé indefenso en el vientre de tu Santísima Madre,
la Bienaventurada Virgen María. 

Desde la concepción hasta la muerte, vivimos y existimos en ti. 

Te suplicamos que ilumines las conciencias de los médicos y legisladores,
que bendigas a todas las madres y que intercedas ante el Espíritu Santo y ante tu Padre
para que todos los bebés concebidos disfruten del precioso don de la vida. 

Pedimos que la amorosa protección de María cubra a todos los pequeños
en el vientre de sus madres y los proteja en su nacimiento.
Te lo pedimos, Jesús, en tu nombre, a ti que con el Padre y el Espíritu Santo
vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén. 

Nos diste el Pan del Cielo, que contiene en Sí todo deleite.
Señor, Dios nuestro, en este sacramento admirable adoramos la presencia de Jesucristo tu Hijo,
nacido de la Virgen María y crucificado por nuestra salvación. 

Que los que creemos en esta fuente de Amor y de Misericordia
bebamos de ella el agua de la vida eterna.
Te lo pedimos por Cristo nuestro Señor.
Amén. 

Bendito sea Dios (bis),
Bendito sea Su Santo Nombre (bis), 
Bendito sea Jesucristo verdadero Dios y verdadero Hombre (bis),
Bendito sea el nombre de Jesús (bis),
Bendito sea Su Sacratísimo Corazón (bis), 

Bendita sea Su Preciosísima Sangre (bis),
Bendito sea Jesús en el Santísimo Sacramento del altar (bis),
Bendito sea el Espíritu Santo Paráclito (bis),
Bendita sea la excelsa Madre de Dios María Santísima (bis),
Bendita sea su gloriosa Asunción (bis),
Bendito sea el nombre de María, Virgen y Madre (bis),
Bendito sea San José su castísimo esposo (bis),
Bendito sea Dios en sus ángeles y en sus santos (bis). 
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