07-OCT

El pasado sábado mientras revisaba una caja de materiales de 40 Días por la Vida, me encontré con esta estampita que alguien me regaló el año pasado en el congreso de México. Se la mostré a mi esposo y comentamos que sólo habíamos visto en documentales personas que tenían reliquias de santos. A él le gustó mucho la imagen y se la guardó en el bolsillo. 

Esa noche fui a recoger a nuestra hija mayor que estaba en una reunión. Más tarde, nuestra hija mayor recibió una llamada preguntando por una amiga suya que había salido caminando de la reunión. A la amiga le ofrecieron jalon pero ella dijo que vivía a 3 cuadras de la catedral y preferiría irse caminando. Ya habían pasado más de tres horas y no aparecía.

Nos unimos en oración por ella. Mi esposo recordó la imagen de la santa y sugirió que le rezáramos a ella, ya que era latinoamericana y, por lo tanto, podría comprender las situaciones que vivimos en nuestros países. Al terminar la oración, le dijimos a nuestra hija que escribiera en el grupo que sus papás iban saliendo para unirnos a la búsqueda. En ese momento, le informaron que la joven ya estaba de camino a su casa. 

No sabemos qué ocurrió exactamente, pero fue justo después de rezar cuando recibimos la noticia. ¿Casualidad? No lo sé, pero damos gracias a Dios porque la joven está bien.