Los desafíos de una vigilia: un camino de fe, perseverancia y de autocuidado
El aborto es un tema intenso. Las personas lo enfrentan de diferentes maneras, ya se trate de la mujer que ha sufrido un aborto, o un activista en primera línea del movimiento provida o quienes simplemente están en la batalla cultural. Como personas profundamente involucradas en este movimiento, hemos aprendido que nuestra perspectiva lo cambia todo, especialmente cuando lo que está en juego es tan grande.
El movimiento provida se distingue del abortismo porque creemos fundamentalmente que el aborto termina con la vida de un bebé. Esto no es fácil de aceptar para nadie. Para muchos, reconocer esa realidad significaría enfrentar verdades morales profundas: o el aborto es la mayor injusticia en la historia de la humanidad, o los provida estamos equivocados y debemos disculparnos con las mujeres por «restringir el acceso» a lo que algunos consideran un «servicio de salud básico».
Si el aborto realmente hace lo que está pensado para hacer—terminar con la vida de un ser humano, un bebé o el nombre que le demos según su estado de desarrollo—entonces nos enfrentamos a una tragedia de escala inimaginable: 78 millones de vidas aniquiladas cada año. Es abrumador. Y para las mujeres postabortivas, el proceso de sanación a menudo comienza con admitir lo que sucedió: que pagaron a un médico para que matara a su bebé. Enfrentar esa realidad es desgarrador, pero necesario.
Tres Maneras de Responder a la Crisis
Históricamente, hemos observado tres formas de responder a la crisis del aborto: convertirse en “la persona provida enojada”, quemarse y renunciar, o agarrarse a la oración y al Evangelio. Solo la última opción proporciona la fuerza para perseverar en este trabajo.
La oración es la base. Ya sea que lideres una campaña de 40 Días por la Vida o simplemente participes en una vigilia, la dimensión espiritual de este trabajo es la que nos sostiene. Nos recuerda que caminamos porque creemos y no porque vemos. Como dice la Escritura: “Bienaventurados los que no han visto, pero han creído.” A menudo, nunca sabrás si tu presencia en una vigilia salvó a un bebé, pero eso no significa que tu esfuerzo sea en vano. La herramienta más poderosa del diablo es el desánimo, y debemos resistirlo confiando en el plan de Dios.
La Conexión Mente, Cuerpo y Alma
Para seguir siendo efectivos, necesitamos cuidar todos los aspectos de nosotros mismos: mente, cuerpo y alma. Descuidar el alma es especialmente peligroso. Como dijo el Papa Benedicto XVI: “El mayor peligro para Occidente es vivir como si Dios no existiera.”
Liderar o participar en una campaña de 40 Días por la Vida es emocionalmente agotador. Muchas personas nos dicen: “Me encanta lo que están haciendo, pero yo nunca podría hacerlo.” Sin embargo, esas mismas personas a menudo se convierten en grandes líderes. ¿Por qué? Porque aprenden a enfrentar la incomodidad y apoyarse en su fe. Cuando estás allí, orando, siendo testigo y defendiendo la vida, no puedes evitar pensar en el aborto. Es difícil, pero transformador.
Estrategias de Afrontamiento: Seis Consejos Prácticos
Entonces, ¿cómo afrontamos esto? A lo largo de los años, hemos identificado seis estrategias prácticas:
1. Escribir en un Diario: Escribir todo es terapéutico. Es una forma de procesar emociones, orar y reflexionar. A veces incluso descubrirás respuestas a oraciones que olvidaste que habías hecho. Escribir en un diario te ayuda a ver la mano de Dios en tu vida, especialmente en momentos difíciles.
2. Oración Meditativa: Esto no se trata solo de pedir cosas a Dios; se trata de escuchar. El silencio nos permite escuchar la voz de Dios, que a menudo se pierde en el ruido de nuestra cultura. Como dijo San Agustín: “El silencio es el idioma de Dios.” Dedica tiempo para estar quieto y reconocer que él es Dios.
3. Hablarlo: Compartir tus pensamientos y sentimientos con amigos o familiares de confianza puede ser muy sanador. Esto aplica a todos, incluidas las personas postabortivas. Para muchos, los retiros o talleres ofrecen el espacio seguro necesario para comenzar este proceso.
4. Cambiar de Perspectiva: Mantenerse positivo no significa ignorar la realidad; significa elegir centrarse en la esperanza. Incluso cuando no ves resultados inmediatos, confía en que tus esfuerzos están marcando la diferencia. Dios utiliza nuestro testimonio de maneras que tal vez nunca entendamos completamente.
5. Ejercicio: La actividad física lo cambia todo. Ya sea correr, caminar o ir al gimnasio, el ejercicio mejora tu estado de ánimo y fortalece tu cuerpo. Cuidar de tu salud física también honra el templo del Espíritu Santo.
6. Perdón y Paciencia: Perdónate a ti mismo y a los demás. La vida es demasiado corta para guardar rencor. Reflexiona sobre cuán paciente es Dios con nosotros y esfuérzate por extender esa paciencia a los demás. Esto incluye ver a los trabajadores de clínicas de aborto a través de los ojos de Cristo—como individuos amados por Dios, no como enemigos.
Vivir la misión
Es fácil quedar atrapado en la tragedia del aborto y olvidar celebrar el regalo de la vida. No pierdas de vista la alegría en tu propia vida. Pasa tiempo con tu familia, mira una película o disfruta de un pasatiempo. La vida es un regalo, y vivirla plenamente honra al Dios que nos la dio.
A medida que continúas tu camino provida, recuerda que no estás solo/a. Ya sea que estés orando en la acera, liderando una campaña o simplemente apoyando la causa a tu manera, eres parte de algo mucho más grande. Confía en Dios, cuídate y nunca subestimes el poder de la fe, la esperanza y el amor.