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Información sobre el aborto en Nicaragua

Qué es el aborto

Un aborto provocado es acabar con la vida de un ser humano en el seno materno.

El aborto tiene como único fin matar al pequeño bebé que está creciendo en el seno de su madre.

Todos los discursos del proabortismo se basan en esconder esta realidad. Entre ellas encontramos la "interrupción voluntaria", los "derechos reproductivos", la "salud reproductiva", "derechos de las mujeres", o la expresión "mi cuerpo mi decisión" que se basan en la deshumanización e invisibilización del ser humano en desarrollo dentro del seno materno, y ello negando las más elementales nociones de Embriología y Medicina, es decir, negando la Ciencia.

Como la postura pro-aborto es, en realidad, incompatible con la defensa del derecho a la vida y los derechos humanos, todo el esfuerzo discursivo se centra en hablar de otras cosas que apelan más a las emociones que a la razón (derechos, muchos derechos, empoderamiento, –falsa– compasión, supuestos estudios, graves complicaciones de salud, contracepción, o de dramas insuperables) para distraer la atención. Es un lenguaje manipulado sin la menor base científica o racional que busca esconder lo que es el aborto: un enorme negocio donde las vidas humanas no cuentan, ni la de la madre cuando salga por la puerta después de abortar, ni la de su hijo asesinado, que será desechado en una bolsa de restos biológicos.

El abortismo presenta el aborto como una opción más, en ocasiones como si fuera la única, y hará creer a la mujer que respeta y procura su libertad, cuando, en realidad, la deja sola ante el miedo, las presiones familiares o de su pareja, o la irresponsabilidad de algunos médicos. Además, elabora un mensaje subliminal derrotista (y falso): que no es capaz de superar el embarazo o que las dificultades no merecen la pena, que mejor no afrontar circunstancias complicadas y que su mejor opción es matar a su propio hijo.

Es un mensaje que la considera débil y cobarde, y que persigue un simple objetivo: convencerla para que aborte y así cobrar el coste del aborto de ella o del Estado.

Y además, el abortismo (clínicas abortistas, gobiernos abortistas y ONGs abortistas) le ocultará no sólo que un hijo es siempre un regalo de Dios, un don que dará sentido y felicidad a su vida, o que la vida de ese pequeño vale tanto como la suya propia, sino también los riesgos y las consecuencias de matar a tu propio hijo. La persona de la clínica encargada de hablar con la madre en crisis casi con toda probabilidad no le enseñará la ecografía ni la permitirá escuchar el latido del corazón de su hijo. Y es muy probable que le diga que «no es nada, sólo un tejido».

Los gobiernos y partidos políticos proabortistas dicen defender la libertad de la mujer, pero en la práctica legislan y actúan para ocultar, prohibir o dificultar al máximo el acceso al conocimiento sobre la verdad del aborto (qué es, lo que implica, las consecuencias). Prefieren a la mujer desesperada y desinformada para que tome el camino más cómodo y rápido, para que se precipite y se rinda a sus miedos.

La realidad es que existen ayudas más que suficientes para llevar a término el embarazo, y todo ello es perfectamente superable. Y si, aún así, la mujer no desea tener a su hijo, puede darlo en adopción, respetando su vida.

Existen numerosos profesionales sanitarios que llegan a la industria del aborto pensando que ayudan a las mujeres, llenos de buenas intenciones. Es muy frecuente la mentalidad de «no es asunto mío» y «cada mujer tiene el derecho de elegir», olvidando un detalle: la consecuencia de esa libertad o de ese desentendimiento es la muerte violenta de un ser humano que no puede defenderse ni protestar. Y desde el momento en que se pretende justificar la aniquilación violenta de una vida humana en base a la conveniencia o a circunstancias vitales, tenemos una grande y cruel injusticia. Tenemos una sociedad enferma que ejecuta a sus bebés y encima pretende justificarlo con eufemismos y ocultaciones muy sofisticadas.

El emotivismo que anula la razón, y la razón basada en intuiciones

Es que no siento que sea un bebé

Con gran frecuencia, quienes toleran el aborto como «decisión de cada persona» se escudan en la libertad y las convicciones personales de cada uno para justificar o contemporizar con el aborto.

  • «No siento que sea un bebé»,
  • «algo tan pequeño no puede ser un bebé»
  • «yo no creo que sea un bebé, y punto»
  • «yo no pienso así y jamás abortaría, pero hay gente que no cree que eso sea un bebé y yo no puedo obligarles a aceptarlo»

Estas expresiones defienden un parecer o una sensación personal como equivalentes a la ciencia, a un hecho demostrado científicamente, y con el grave resultado de una muerte.

Todas ellas desembocan en una misma idea: que una persona puede decidir sobre la «condición de persona» y la vida de su hijo por una serie de creencias que no sólo no están respaldadas por los hechos, sino que contradicen la ciencia. Al tolerar o justificar estas situaciones y su razonamiento, en cierta manera hacen ver que sus ideas y las contrarias tienen la misma validez o que da igual una que otra (pensamiento relativista o liberalismo extremo).

Las realidades científicas no entienden de opiniones ni de sensaciones personales. El derecho a la vida de un ser humano no puede depender de estas fluctuaciones, pues ya no sería un derecho real, sino una preferencia personal.

La opción de ser o no ser madre

La mujer que tiene un embarazo no deseado llega tarde a la decisión de ser madre, porque ya es madre. La opción que se le ofrece en el centro de aborto es ser madre de un hijo muerto violentamente y quizá hacer como que nunca existió (el recurso a la fantasía, la negación). La mayoría de las mujeres no sólo no lo olvidan sino que quedan marcadas de por vida.

La decisión de ser o no madre es anterior, cuando se decide hacer o no uso de las relaciones sexuales, practicar la castidad, o teniéndolas en un entorno responsable (un matrimonio). Los adultos responsables que hacen uso de las relaciones sexuales saben que una de sus lógicas consecuencias es tener descendencia.

La gran falacia de las ideas de la revolución sexual de los 60 y los 70 del siglo XX, fue decirle a las mujeres que podían tener sexo sin consecuencias suprimiendo la moral sexual, mediante la anticoncepción (y su última consecuencia, el aborto). La propuesta fue ya entonces: sexo sin amor y sexo sin consecuencias.

Es un hecho comprobado que no existen anticonceptivos seguros al 100%. Los estudios de las propias multinacionales del aborto lo demuestran (razón no declarada por la cual promueven la anticoncepción). La tasa de fallo del anticonceptivo es la base de negocio de estas grandes corporaciones o de pequeñas clínicas* abortistas. En su falsa pretensión de ayudar a «planificar» la natalidad, invitan a hacerlo con un método en el que sólo tenemos una certeza: fallará. Y cuando falle, la mujer querrá un aborto. La cultura del descarte que empapa nuestra cultural actual ya la habrá convencido de que su hijo, vivo y creciendo en su seno, ajeno a las circunstancias en que ha sido concebido, puede ser exterminado mediante un sicario vestido de cirujano sin el menor problema legal, sea bajo pago o de forma subvencionada.

(*) Nota: clínica es un lugar donde se restaura la salud, no donde se quitan vidas.

¿Qué ocurre realmente en un aborto?

¿Sabes lo que ocurre realmente en una sala de abortos? ¿Sabes qué métodos utilizan para causar la muerte al bebé en gestación? Aquí te mostramos vídeos sobre el aborto explicados por abortistas que luego se convirtieron a la causa provida.

Vídeos donde se explica un aborto:

https://www.youtube.com/watch?v=k860hLDmlvk

https://www.youtube.com/watch?v=5THDmys8z30

 

Experiencia del Dr. Levatino después de 1200 abortos

https://www.youtube.com/watch?v=OMQkcg_g-Uk&t=596s

Vídeos sobre el aborto

La web CHOICE42.com (Derecho a decidir para ambos) contiene animaciones y vídeos referentes al aborto, tanto sobre el procedimiento, como sobre el debate social y los conceptos más extendidos del pro-abortismo.

La mayoría de ellos están en inglés, pero también los hay en español. Recomendamos su visualización a toda aquella persona que esté pensando en abortar, así como a quienes se sienten favorables al aborto, o tolerantes como una cuestión "de cada cual".

 

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Así que... ¿estás embarazada?

El corazón de tu bebé ya está latiendo. La sociedad te va decir que mates a tu hijo pero, ¡hay esperanza!
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El procedimiento

El sacrificio de niños es una práctica bárbara y salvaje que nunca se detuvo. Pero hoy se ha convertido en algo escondido y clínicamente estéril.
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Choice42 (Opción para los dos)

El sacrificio de niños siempre ha existido y siempre ha sido una práctica cruel y salvaje.
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Conoce a Olivia dentro del vientre

Sigue paso a paso el desarrollo de Olivia desde que comienza a existir hasta su salida al mundo exterior en el nacimiento.

Errores más comunes al intentar defender la Vida

En la defensa provida, siempre bienintencionada, cometemos errores conceptuales que se nos han colado con las corrientes del proabortismo, el relativismo, etc., y que es conveniente poner en claro para no caer en ciertas trampas.


1.- «Creemos que la vida empieza en la concepción»

No, no lo creemos. LO SABEMOS. Nuestras creencias son irrelevantes para los abortistas.

No necesitamos creerlo como nuestros ancestros. Que la vida comienza en la concepción es un hecho científico verificable que se enseña en las facultades de medicina, está escrito en los papers de las revistas científicas, en la embriología y hasta se ha filmado en los documentales de National Geographic.

2.- «Ese bebé podría ser el próximo… Beethoven o el médico que descubriese la cura del cáncer».

Como providas valoramos el derecho a la vida por encima de la calidad percibida de esa vida, y no por lo que esa vida contribuye a la sociedad.

El origen de nuestro valor como seres humanos no viene de nuestros logros, sino que somos un regalo de Dios. Nunca sabremos lo que podrían haber hecho los millones de bebés aniquilados.

3.- «Las violaciones son sólo el 1% de los abortos»

Cuando “admites” que ese 1% de abortos es más admisible, o simplemente admisible, ya estás cediendo demasiado terreno. Y si te dice ¿qué pasaría si las violaciones fueran el 100%? Te obliga a defenderte. Te presentarán como insensible al drama de la mujer.

La violación es un crimen y el violador es un criminal.
  • El aborto no evita las violaciones. Tampoco evita el dolor y el sufrimiento de la violación.
  • El bebé no tiene que pagar ni es responsable por las circunstancias de su concepción. No las eligió.
  • Científicamente no hay diferencia entre un bebé concebido en una violación de cualquier otro o de cualquier persona adulta. Todos tenemos la misma dignidad.
  • El bebé no es responsable de los pecados de su padre. Y a nadie se le obliga a pagarlos en ningún otro escenario de la vida.
  • El aborto no sólo no evita el trauma de la violación, sino que suma otro trauma

4.- «Si una mujer no quiere tener hijos, debería poner medios»

Este argumento es contraproducente. Sugiere que la contracepción es una solución del aborto, lo cual es falso (sólo lo son la castidad y el matrimonio). Además este argumento deja al hombre fuera de la ecuación. Y culpa a la mujer por una decisión del pasado que no se puede revertir. El embarazo es AHORA, por lo que esta afirmación es prejuiciosa y ofensiva.
Todos cometemos fallos. Seamos comprensivos y compasivos. No dejes que abandonen el tema del aborto y te lleven por el camino de la contracepción.

5.- «Los abortos más tardíos son peores que los tempranos».

No. Todos son igualmente salvajes. Si aceptas este argumento les das la oportunidad de adoptar posturas que podrían percibirse como “razonables”, “ajustadas”, “moderadas” o “equitativas”.

Te dirán que como los tardíos son peores, por eso hay que redoblar los tempranos.

Los abortos tardíos son más “escandalosos” y sangrientos, pero matan exactamente igual que los tempranos.
Texto elaborado a partir del libro "What to say when" de Shawn Carney. Puedes conseguir la traducción española del libro, Qué decir cuándo.

Las raíces de la legalización del aborto

La consideración del aborto como «derecho» tiene mucha más profundidad ideológica de la que parece. Se trata de un cambio en el paradigma moral de la sociedad. Es el triunfo de ideas postmodernas sobre el ser humano y sobre su dimensión ética, fruto de décadas de adoctrinamiento cultural.

La normalización y legalización del acto de matar (aborto y eutanasia) se basa en la noción de que hay personas que pueden decidir sobre la vida de otras personas (o que uno es propietario de su propia vida). Es la legalización de la ley del más fuerte (ya sea la fuerza física o legal), o dicho de otra manera, la negación de la igualdad y del derecho a la vida. En este sentido, significa la subversión del «contrato social» del Estado como defensor de la vida de sus ciudadanos. El Estado se convierte en exterminador pero a través de sus ciudadanos convencidos de que es por su bien.

En otras épocas de la historia humana, algunas democracias (como la Alemania nazi) también decidieron deshumanizar a un sector de la población (en este caso, la excusa era la etnia y la religión), para legalizar su exterminio. Tan democráticas fueron las leyes del genocidio judío como las actuales leyes del aborto.

Pero, además, hay otros muchos aspectos que intervienen en esta ideología promuerte:

  1. La entronización del deseo humano como ley máxima se traduce en la discriminación de las personas con discapacidad y las no deseadas, precisamente en medio de un discurso falsamente inclusivo y de diversidad (hipocresía moral), puesto que son eliminadas en sus primeras etapas de desarrollo. Según este modo de pensar, las personas que no satisfacen nuestros deseos deben ser eliminadas.
  2. Desaparece la moral objetiva basada en la ley natural (es decir, independiente de la voluntad humana o las mayorías). Fruto de ello es el relativismo moral que convierte a la moral, es decir, al discernimiento entre el bien y el mal, en algo sujeto a opiniones o caprichos de quienes gobiernan, y desconectado de la razón, de la realidad biológica, de la tradición y de la experiencia.
  3. El rechazo al hecho religioso y, en especial, el abandono de la moral cristiana, fundante de la civilización occidental y europea. La religión se intercambia por el ateísmo o por espiritualidades ocultistas o pseudocultos: materialismo, hedonismo, narcisismo...
  4. La irresponsabilidad en las relaciones sexuales: «sexo sin compromiso y sin consecuencias», que conduce a una vivencia adolescente (adolescentismo) de la sexualidad. Vía libre para los impulsos primarios, sin ningún limite más que la apetencia de la persona. Uso y descarte de los demás para mi propio placer.
  5. La separación entre la sexualidad y la procreación, la negación misma de la moral sexual, y la normalización de actuaciones «artificiales» en la sexualidad (anticonceptivos, aborto, fecundación invitro, madres de alquiler), para intentar anular la natural capacidad procreadora del cuerpo humano en unión del hombre y la mujer, mientras se intenta conseguir por otros medios.
  6. El mantenimiento del negocio del aborto, de la eutanasia y de los tratamientos trans, que suponen ganancias millonarias para médicos y empresas sin escrúpulos (vendiéndolo como «compasión» y «atención médica»).
  7. El mantenimiento de discursos políticos e ideologías que se presentan como «progreso», y calificando la tradición, la religión o la simple realidad biológica médica como «pasados de moda» o «retrógrados». Se convierten en una ilusión de novedad y de liberación de normas. Estos discursos son la llave de acceso al poder de grupos de personas o partidos que lo usan para intereses particulares.
  8. La implementación de discursos eugenistas y racistas por los que unas élites deciden quién debe vivir o morir según criterios ideológicos, geopolíticos o supersticiosos. La noción de que el mundo está «superpoblado» y que hay seres humanos que sobran implica en realidad un ataque y un autodesprecio de la especie humana. Es el odio a uno mismo, puesto que tan humanos son los que deciden matar a otros como aquellos que son asesinados.
  9. El aborto es una acto puro de violencia, y como tal, repele la paz y la justicia. Es una guerra larvada contra el propio ser humano.
  10. Aunque los proabortistas rechazan la religión por considerarlo algo «obsoleto», algunas sectas satanistas ofrecen abortos de forma gratuita.
  11. Significa, en definitiva, el abandono de Dios, la creencia de que el ser humano es su propio dios y que no tiene que dar cuentas a un ser superior.

El deseo de escapar a cualquier tipo de sufrimiento (por pequeño que sea), viviendo una vida cómoda y esclava de las apetencias momentáneas, y la ilusión de no tener normas morales, hace que muchas personas justifiquen estas ideologías gracias a los eufemismos utilizados. Les es más soportable para su conciencia.

El principal efecto de la ideología abortista cuando se convierte en hegemónica es el suicidio social. Tasas de natalidad cercanas a cero que significa que en el curso de unas décadas la propia sociedad se autodestruye porque no hay reemplazo generacional.

El segundo, la afectación psíquica y espiritual del síndrome postaborto y los daños en el aparato reproductivo. Los estudios indican que se disparan los pensamientos suicidas y la incidencia de la depresión.

El rechazo de la vida y la legalización de la muerte es el síntoma más claro de una sociedad enferma y decadente.

El aborto se puede sanar

El aborto, además de matar a un ser humano inocente, destroza la vida de las mujeres que se someten a él en un alto procentaje.

Los efectos del aborto pueden tardar en aparecer muchos años, o manifestarse a las pocas semanas.

Hay mujeres que pueden incluso pensar que su depresión continua, sus pesadillas, su mal carácter o su tristeza no está relacionada con el aborto provocado que experimentaron hace muchos años, en su adolescencia. Cuando sanan espiritualmente y ceden todas esas manifestaciones, se dan cuenta del daño que les causó el aborto. Muchas de ellas se convierten en voluntarias de asociaciones provida e intentan evitar que otras mujeres cometan el mismo error.

Existe una sanación para el aborto, tanto espiritual como psicológica, que van de la mano. Para ello, es imprenscindible hacerse consciente del pecado grave que es el aborto, y comenzar ese proceso de sanación. La misericordia de Dios es infinita y para acceder a ella sólo hay que reconocer el pecado y pedir perdón sinceramente. Ese reconocimiento, cuando es auténtico, ya es una gran catarsis.

En muchos países hay asociaciones que se dedican a ayudar a estas mujeres y a todas las personas afectadas (porque también el hombre, los padres de la pareja que aborta y otras personas se ven afectadas por el aborto).

Más información en:

Universidad de Navarra

 

Existen multitud de páginas como la de la Organización Mundial de la Salud, Amnistía Internacional, Cruz Roja, Médicos sin Fronteras, e innumerables ONGs muy conocidas, donde se miente descaradamente sobre la realidad del no nacido y se presenta su muerte violenta como un «derecho», cosa que es gravemente contradictoria con el derecho a la vida. Estas instituciones, influenciadas por ideologías anticristianas y que no respetan la dignidad inviolable de todo ser humano, traicionan gravemente la misión para la que fueron creadas.

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