Esta web sólo usa cookies de sesión necesarias para ayudarte en la navegación y gestionar sesiones de los usuarios registrados. No guardamos datos personales de los visitantes

¿Es para mí 40 Días por la Vida? en Cuba

JUAN PRESA. Editor

Dios suscita el apostolado de 40 Días por la Vida a cualquier persona, en cualquier país y situación, como lo prueba su extensión en los 5 continentes en más de 60 países.

Pero, ciertamente, no todo el mundo ha recibido el don de tener la sensibilidad suficiente para luchar por la vida de personas que no conoce ni probablemente conocerá nunca. No todo el mundo está dispuesto a sacrificar tiempo, reputación, ocio o comodidad por la vida de estos pequeños, tan deshumanizados, ignorados y descartados en la actualidad.

No todo el mundo puede superar la montaña de justificaciones ideológicas y mentiras que rodean el aborto, y que están omnipresentes en todos los ámbitos de nuestra vida.

El crimen del aborto sucede en privado, en abortorios cerrados, de forma discreta y envuelto en el papel de celofán de los eufemismos y reclamos políticos e ideológicos que la industria del aborto ha elaborado durante décadas. Se esconde detrás de una falsa «atención médica» y de la privacidad que la envuelve. Incluso llegan a incluirlo en los derechos ciudadanos cuando se aprueban estas leyes injustas.

La mayoría de la gente cree que no le afecta este genocidio. No lo ve, no está en sus conversaciones, no sabe lo que es en realidad. Por eso contemporizan con él de forma consciente o inconsciente, siguiendo la inercia de la "libertad de elección de la mujer" o el "progresismo". O desde una completa indiferencia.

Cualquier persona con un mínimo de sensibilidad queda horrorizada cuando se hace plenamente consciente de lo que sucede en un aborto, de sus efectos en la madre, el padre y en la sociedad entera. Los datos sobre el número de abortos que se practican en nuestros países y en el mundo no son una estadística más. El número de muertes por esta causa supera a cualquier otra causa en el mundo. Con sus víctimas se podría igualar la población de grandes ciudades. Y los efectos a medio y largo plazo los sufrimos ya, aunque no los conectemos mentalmente con el origen del problema.

Pero si Dios ha puesto esta sensibilidad en tu corazón, entonces no te hará falta que te expliquemos mucho más, y comprobarás que 40 Días por la Vida es uno de los movimientos provida más exitosos en la lucha contra el aborto hoy día. Y esto es así porque acudimos al único que puede realmente solucionarlo, Dios, y porque estamos donde se produce esta tragedia diaria, frente a los centros de aborto.

Allí ofrecemos ayuda y proclamamos la verdad de la dignidad de la vida humana sacrificando nuestro tiempo sin importar las inclemencias del tiempo, mientras los grandes medios y gobiernos la denigran. Y porque estamos allí, podemos certificar la salvación de algunas vidas.

Los católicos con respetos humanos

Como dice Evangelium Vitae de San Juan Pablo II:

«Debemos comenzar por la renovación de la cultura de la vida dentro de las comunidades cristianas. Muy a menudo los creyentes, incluso quienes participan activamente en la vida eclesial, caen en una especie de separación entre la fe cristiana y sus exigencias éticas con respecto a la vida, llegando así al subjetivismo moral y a ciertos comportamientos inaceptables. Ante esto debemos preguntarnos, con gran lucidez y valentía, qué cultura de la vida se difunde hoy entre los cristianos, las familias, los grupos y las comunidades de nuestras Diócesis»

Infinidad de católicos víctimas de la propaganda han comprado el relato del "acoso" a las mujeres. Piensan que decir la verdad frente a los abortorios es un acto molesto e inapropiado, y que debemos dejar que sea el abortorio, los medios de comunicación, los gobiernos y la cultura de la muerte reinante quienes las (des)informen. O dejarlas solas en su angustia. Piensan que ofrecerles una última oportunidad de repensar lo que van a hacer es, de todas formas, inapropiado, y que deberíamos encerrarnos en las iglesias o en nuestras casas para que Dios haga todo lo demás.

Es cierto que, por otra parte, es mucho más cómodo rezar en una iglesia, sin presión externa ni insultos. De hecho, es lo que la industria del aborto exige en los últimos tiempos al promover las zonas de exclusión y la criminalización de la oración callejera: que desaparezcamos de los abortorios. En este sentido, es curiosa la coincidencia de abortistas y católicos respetuosos.

O quizá se trate de que ya no creen en el poder de la oración y piensan que es inútil plantarse en la calle con un rosario.

Otros católicos están de acuerdo en rechazar el aborto, pero no están dispuestos a hacer nada al respecto, excepto quizá algunas peticiones en su oración cuando se acuerdan.

Un último grupo llega incluso a admitir el aborto cuando el embarazo no deseado ocurre en su propia familia o entorno. Es de esta manera como se ha llegado a la aceptación social, paso a paso, con deserciones parciales o totales en la expresión de la verdad. La Iglesia ha sido suficientemente clara sobre la gravedad del pecado del aborto.

Se trata, en cualquier caso, de una crisis de fe, y de un cristianismo de sofá.

Si tú estás dispuesto/a a dar la cara por Cristo y por la Verdad en un momento tan crucial como son los minutos anteriores a cometer un aborto, 40 Días por la Vida es para ti.

Descubrirás que, por más que te parezca evidente y urgente la defensa de la vida, algunos autodenominados católicos (quizá en tu entorno más inmediato incluso) sentirán vergüenza ajena por ti y serás excluido o tachado de radical. También es probable que no hablen nunca del tema, que simplemente lo ignoren por incomodidad.

SÍGUENOS